Los Testigos de Jehová
Todos, tanto creyentes como incrédulos, en algún momento de nuestras vidas nos tropezamos con una pareja, del mismo o distinto sexo, formalmente vestidos y con maletines o carteras. Y, de una u otra manera, intentamos tomar una postura firme, que nos prepare para cuando vengan a ‘visitarnos’. Algunas posturas típicas podrían ser:
- No saldré.
- Les diré que vuelvan en otro momento.
- Les diré que soy ateo.
- Les demostraré que puedo controlarlos.
- Si no hago ruido les haré creer que no hay nadie en casa.
- Les diré que soy cristiano y que no quiero hablar con ellos.
Todo es inútil. Negarnos a la confrontación sólo dilata el encuentro, pues ellos son más persistentes en seguir viniendo, que nosotros en no salir.
Por otro lado, vemos que en la confrontación, no es fácil ‘ganarles’, atemorizarlos o hacerles salir del proyecto de conversación con el que fueron mandados.
Los que se preparan con anticipación memorizando, comprueban que la memoria de un Testigo siempre da más. Cuando, sin bases enfrentamos la charla, es factible que terminemos convencidos, y que en unos meses más, andemos con nuestro maletín de casa en casa.
También están quienes sólo se llenan de dudas y terminan frustrados ante su propia incapacidad y falta de conocimiento.
No es intención de este estudio el desalentarlos. Muy al contrario, tratamos de demostrar que el tema va más allá de ‘sacarse de encima un vendedor ambulante’. Debemos tomar conciencia de quiénes son y por qué se comportan de la manera en que lo hacen; en qué creen y en qué creemos nosotros. Y, finalmente ¿qué hacemos con ellos?
(6 lecciones)