Método Inductivo
El estudio inductivo es un método de estudio. Es una manera de ver las Escrituras; es casi una actitud.
El diccionario define a la “inducción” de la siguiente manera:
Razonamiento que va de lo particular a lo general, de las partes al todo, de los hechos y fenómenos a las leyes, de los efectos a las causas, etc.
Esto quiere decir que en el estudio bíblico inductivo se examina bien el pasaje antes de llegar a las conclusiones. Se ven primero las partes para luego entender el todo. Se aclara lo particular antes de llegar a lo general.
Quiere decir que no usamos un pasaje de la Biblia para comprobar nuestras ideas, sino como base para formarlas.
Por lo general, en el estudio inductivo hacemos tres clases de preguntas:
- ¿Qué dice el pasaje? (Observación)
 - ¿Qué quiere decir? (Interpretación)
 - ¿Qué me dice a mí? (Aplicación)
 
Un buen estudio tendrá un equilibrio entre estos tres aspectos. Los tres pasos son progresivos, y sugieren que la sana aplicación depende de la buena observación. Veámoslo más en detalle.
Observación
Observar es examinar el pasaje para ver lo que realmente dice. Por lo general, nuestra lectura es muy superficial, y no nos damos cuenta de una gran cantidad de datos importantes.
Es el mismo procedimiento que usa el médico cuando examina al paciente. Trata de reunir toda la información posible, acerca del paciente y su problema, antes de diagnosticar.
En la observación buscamos cosas como:
- Las personas principales.
 - Detalles como el lugar, el tiempo etc.
 - Palabras claves de enlace, tales como: entonces, pero, así que, así como, etc.
 - Palabras oscuras o difíciles de entender.
 
Por ejemplo, lea Marcos 1:4-8 y luego examine las siguientes pregun- tas de observación a la luz del pasaje.
¿Quién fue Juan?
¿Quiénes estaban presentes?
¿Acerca de quién habla Juan?
¿Qué hizo Juan?
¿Qué hizo la gente?
¿Cuál fue el mensaje que predicó Juan?
¿Cuándo ocurrió? (Es decir, la relación entre este incidente y la historia del evangelio)
¿Dónde ocurrió?
¿De dónde venía la gente?
Estas son algunas preguntas típicas de observación. Obligan al grupo a examinar el pasaje, a buscar los hechos. Son preguntas que aclaran el contenido del pasaje antes de su interpretación.
Dos ayudas importantes son: primero, el diccionario. Conviene buscar las palabras oscuras y difíciles en el diccionario. Si los miembros del grupo no pueden dar una definición clara de una palabra, deben buscarla. Y segundo, conviene leer el pasaje de estudio en más de una versión de la Biblia. La comparación entre dos o más versiones ayuda a aclarar lo que el pasaje realmente dice.
Interpretación
Con la interpretación queremos llegar a conclusiones. Buscamos el tema (o temas) principal, y tratamos de entender lo que el pasaje dice acerca de ese tema.
Las dos palabras claves en la interpretación son “¿Por qué?”, y debemos acercarnos al pasaje con preguntas como:
¿Por qué el autor escribió esto?
¿Por qué las personas dijeron tal cosa, o hicieron aquello?
¿Cuál es aquí el verdadero problema?
¿Qué relación tiene este pasaje con el que lo precede? (Contexto)
Si la interpretación es resultado de la buena observación, el grupo llegará a una comprensión del verdadero mensaje del párrafo.
A continuación, hay algunas preguntas de interpretación sobre el pasaje que ya hemos visto, Marcos 1:4-8.
¿Cuál es el tema principal de estos versículos?
¿Cuál debe haber sido el propósito de Marcos (o el Espíritu Santo) al incluir estos versículos en su evangelio?
¿De qué manera es el arrepentimiento una preparación? (Juan vino para preparar…)
¿Qué relación hay entre arrepentimiento y confesión?
¿Qué significaba, para la gente, el bautismo de Juan?
Si no hubieran escuchado más que el mensaje de Juan, ¿Cuál habría sido la esperanza de la gente?
Las preguntas de interpretación en el grupo de estudio obligan a los participantes a reflexionar sobre lo que el pasaje enseña; sus implicaciones, su relación con el mensaje de toda la Biblia, su propósito, etc.
Aplicación
En un sentido, éste es el paso más importante de los tres. Los prime- ros dos son necesarios, pero nos llevan a éste. El conocimiento, sin la aplicación, lleva a la muerte.
Pero en otro sentido, éste es el paso más difícil de los tres. El peligro es ser muy superficial, irreal, “piadoso”. La aplicación debe ser algo que tenga un efecto práctico en nuestro quehacer diario.
Básicamente, hay dos clases de aplicación. Primero, la aplicación “general”. Es algo que surge naturalmente de los mandatos, las advertencias y los ejemplos que vemos en un pasaje bíblico. En un sentido, son las cosas que todos podemos ver en el pasaje.
La otra clase de aplicación es la “personal”, cuando pensamos “esto es para mí”. Puede ser que ningún otro vea la misma aplicación, pero la Palabra me ha tocado; me ha hablado acerca de algo que debo aplicar a mi propia vida.
No podemos “programar” la aplicación personal: es el resultado del encuentro dinámico entre la Palabra, el Espíritu y la persona. Un estudio en grupos será un éxito verdadero cuando dé como resultado aplicaciones personales. Nuestra meta siempre debe ser cambiar vidas.
Para ilustrar lo antes dicho damos a continuación algunas preguntas de aplicación general sobre Marcos 1:4-8.
Si Juan estuviera aquí, ¿reaccionaría la gente a su mensaje de la misma manera que aquella gente?
¿Hubiera sido usted un discípulo de Juan?
¿Qué podemos aprender de la actitud personal de Juan?
¿Debe existir la confesión de pecados en la iglesia de hoy?